Todos hemos apreciado el monumento en barro que se encuentra en la plaza Juárez de Metepec. Así es, la hermosa Tlanchana de Metepec. ¿Alguna vez te has preguntado la historia detrás de ese monumento?
Aquí te contamos esta maravillosa Leyenda para que tú también se la cuentes hasta a los más pequeños. ¡Que las leyendas mexiquenses no se pierdan!
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LEYENDA DE LA TLACHANA
La historia se desarrolla en lo que ahora es Metepec, en el Estado de México, en esta zona abundaban pantanos y cuerpos de agua, pero sobresalían 9 lagunas.
Estas lagunas estaban rodeadas por comunidades matlazincas que tomaban estos recursos naturales para realizar sus actividades cotidianas.
Las comunidades se encontraban alrededor de las lagunas pero predominaban cerca del Xinantécatl y del hoy Rio Lerma. Estas comunidades le rendían culto a una maravillosa y extraña deidad.
Esta deidad era mitad mujer y mitad serpiente, era conocida como la Tlanchana. El nombre proviene del náhuatl: atl (agua), tonan (madre) y chane (espíritu mágico).
Bella pero enigmática
La deidad era admirada a lo lejos por los pobladores del valle matlazinca que se escondían atrás de unos tules para evitar ser vistos.
Se trataba de una mujer muy hermosa, posada desnuda en un islote, lo único que la cubría eran bellos adornos cual corona y collares que arreglaban su cuello. En sus caderas, un cinturón de peces, acociles y ajolotes.
Se dice que la Tlanchana no solo era una deidad admirada, sino que también era muy temida debido a su temperamento.
En momentos ella podía estar muy contenta posada en el islote, cuando su cola era como la de una serpiente negra los pobladores sabían que era una buena señal.
Cuando esto ocurría significaba que habría una pesca verdaderamente buena para aquel día, las redes de peces se llenaban en abundancia.
Sin embargo, cuando la hermosa mujer llegaba a buscar el interés de un humano, su cola se transformaba en piernas humanas.
Al ser 100 por ciento humana, la Tlanchana se acercaba a tierra a conquistar a los hombres, era bastante fácil debido a su belleza sin embargo había jóvenes que se resistía a ella.
La Tlanchana no toleraba esas actitudes por lo que de nuevo su cola se transformaba en una cola de reptil que utilizaba para enredar a su víctima y ahogarlo en el fondo del lago.
Después de varios años la leyenda siguió modificándose, a tal grado de que en el monumento ya no se ve una cola de serpiente, sino más bien una cola de pez, es por eso que se le conoce ahora como “La sirena de Metepec”.
Redacción: VFE.
