En el mundo hay dos tipos de personas: los que aman el chocolate y los que lo odian. Los que lo aman han disfrutado una deliciosa barra o alguna bebida de chocolate blanco que resulta adictiva.
Primero que nada, debemos saber que el chocolate blanco en realidad es un derivado o subproducto que se elabora a partir de manteca de cacao. El cual también se conforma por sólidos de leche, aditivos y azúcar en su mayoría. Por norma se dice que cada barra debe contener al menos del 20% al 25% de manteca de cacao para poder ser etiquetado como chocolate blanco.
El primer chocolate blanco comercial fue producido en 1930 por la compañía Nestlé. Eran pequeñas barritas a las que llamaron Galak y Rayon, un chocolate con miel y burbujas de aire.
En el mercado existen muchos productos que tienen porcentajes menores de los que por norma deberían tener, es muy fácil identificarlos gracias a su tonalidad.
Un buen chocolate blanco tiene una tonalidad marfil, ligeramente perlada y la textura en boca es cremosa y poco invasiva. A diferencia de los productos con aditivos y mayor porcentaje de manteca vegetal que no proviene del cacao, su tonalidad es blanca y la consistencia en boca es muy grasosa con un ligero sabor mantecoso.
Te recomendamos revisar las etiquetas antes de adquirir cualquier barra de chocolate.
Fuente: Gourmet de México
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