Mucho se habla de la importancia de una ciclovía en Toluca. ¿Pero por qué si ya existen algunas? Ayer por la mañana un ciudadano se atrevió a usar la que va de Sendero a Torres Bicentenario. Resaltamos la palabra atrevió, porque hacer uso de ésta es una verdadera osadía.
La infraestructura existe, pero prácticamente es inservible: no hay continuidad en los cruces, no hay señalamientos y los automóviles la invaden.
Algunos activistas han mencionado la posibilidad de implementar ciclovías temporales en Toluca y Metepec. Sin embargo, se debe considerar a los usuarios. ¿Quiénes hacen uso de la bicicleta?
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En su mayoría son trabajadores que viven en la zona norte del municipio, en delegaciones como San Pablo, San Cristóbal, San Andrés, Calixtlahuaca, entre otras. Son ciclistas cuya bicicleta es su medio de transporte o de trabajo.
No se hacen llamar ciclistas urbanos. No van a las rodadas nocturnas que se realizan para fomentar el uso de la bicicleta o dar paseos por Colón los domingos. La ciclovía atraviesa la zona industrial de Toluca, un destino al que muchos trabajadores del Valle de Toluca y sus alrededores tienen que llegar.
El programa de renta de bicicletas Huizi fue una buena iniciativa, sin embargo, hay que pensar en otras realidades.
Nuestra ciudad tiene uno de los indices más altos de contaminación, el costo más alto en transporte público y una infraestructura que prioriza el uso del automóvil.
Los próximos meses, las personas preferirán el transporte privado al público y la bicicleta podría ser una excelente opción para evitar contagios, (incluso lo dijo la Organización Mundial de la salud) ¿pero cómo podemos hacerlo con la infraestructura que hay? Ahora más que nunca, es necesaria una ciudad para todos. Una ciudad más humana, más amigable y transitable.
No sólo necesitamos más ciclovías, sino mejores condiciones de las que ya están.
