Hace unos días publicamos la convocatoria «Relatos de la pandemia» con el fin de conocer las experiencias de nuestros lectores. En esta entrada, Yuli González, originaria de Toluca, nos muestra los cambios de Toluca desde su perspectiva.
Esperamos que este espacio les ayude a expresarse y que, al compartir nuestras experiencias, podamos sentir un poco de solidaridad.
Los cambios de Toluca
A finales de febrero encontré trabajo y, por fortuna, no cerró. Sin embargo no imaginé lo que se aproximaba. A mediados de marzo informaron el cierre de escuelas, puesto que el virus ya estaba en México.
Diario hago uso del transporte público y me tocó ver cómo los camiones transitaban con menos de 10 personas.
Al llegar al centro se veía movimiento: negocios en operación, gente transitando e incluso aún tráfico.
A finales de marzo, iniciando abril, se cerró gran parte del centro de Toluca. Fue ahí donde la gente dejó de salir. Las calles principales estaban sin tráfico, sin movimiento y completamente vacías, como como en los días festivos.
En un abrir y cerrar de ojos Toluca, tuvo un gran cambio: el uso de cubrebocas, gel antibacterial, mantener sana distancia, entrada a centros comerciales sin adultos mayores ni menores y sólo una persona a la vez.
Aunque no estamos acostumbrados a esas medidas sanitarias, muchos de nosotros acatamos indicaciones y otros, al parecer, creían que era mentira o cuestión del gobierno.
¿Acaso esas personas se sentían hechas de hierro, metal, plástico?
Si es o no verdad, yo me cuido por mí, por mi familia. Porque, aunque no me tocó vivir la muerte de un ser querido, vi la situación de cerca con conocidos.
A dos casas de distancia de la mía, en menos de 15 días, hubo 4 difuntos a causa del virus.
Fue triste ver a diario lo que pasaba fuera de casa. Para quienes nos tocó seguir trabajando, tener miedo a contagiarse.
Quienes se quedaron en casa pudieron sentir fastidio, o quizá aprovecharon el tiempo para convivir más como familia y conocer habilidades propias que quizás ni conocía…
Vivir en medio de la pandemia me hace valorar más el tener vida, el tener trabajo, tener salud y estar en paz y armonía con nuestros seres queridos.
Redactar una historia es muy diferente a vivirla. Mi pregunta es ¿cuando será como ANTES? Sé la respuesta: NUNCA.
Porque esta pandemia me enseñó a ser fuerte y luchar día a día y tengo que aprender de lo bueno y malo que dejará el virus.
Redacción por M. Delmar