Después de perder su empleo por la emergencia sanitaria, ahora vende dulces en un crucero

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Después de perder su empleo por la emergencia sanitaria, ahora vende dulces en un crucero Después de perder su empleo por la emergencia sanitaria, ahora vende dulces en un crucero Después de perder su empleo por la emergencia sanitaria, ahora vende dulces en un crucero

Don Luis, un hombre 45 años de edad, es uno de los 59 mil mexiquenses que perdieron su empleo.

Foto: DigitalMex

Siendo padre de dos hijos es mecánico y durante cinco años percibió 9 mil pesos mensuales.

Ahora vende obleas y panes de nata en los semáforos en rojo, en el crucero de Zinacantepec y Manuel J. Clouthier.

Con un pantalón de Mezclilla, zapatos negros, gorra y una sudadera, sortea los automóviles.

“Vengo todos los días desde hace meses a este crucero. Algo tenía que hacer, no puedo quedarme cruzado de brazos, tengo hijos, familia, deudas y no podría quedarme esperando que me cayera del cielo o me regalara alguien el dinero que no va a llegar”, así lo comentó Luis.

Otras cinco o seis personas, son con los que se turnan Don Luis para recorrer los autos.

Algunos venden chicles, mazapanes, otros aguas y refrescos, también venden cubrebocas, paletas, papas, entre otros productos.

“Casi a diario son cerca de 100 metros los que camino en la vía, es desde Las Torres hasta Zinacantepec. Tengo cuatro meses en esta actividad, en abril me dijeron en el taller que pues no había dinero y no me podía quedar tronando los dedos”, platicaba Don Luis.

El laboraba en Zinacantepec, en un taller mecánico, dice que él es un buen mecánico, semanalmente le pagaban entre 2 mil 250 pesos y atendía hasta 3 vehículos a diario.

“Era muy solicitado por mis clientes”, cuenta el señor.

Esto se acabó cuando comenzó la cuarentena, no había clientes y un día dijeron que no podían darnos salarios sin ingresos, así platicaba el mecánico Luis.

“A veces hasta algún vecinos me pedía un trabajito, eran pesos extra y completaba. Pero este año, la situación se complicó, en el taller me aguantaron un mes después de la contingencia, pero no volvió a abrir por el momento”.

Su esposa trabaja en una cocina económica, de las misma manera bajo la actividad, también comentó que al momento de llegar al crucero le daba un poco de pena, pero la necesidad es más fuerte.

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Teme por se contagiado de Covid-19, él se cubre la boca, a parte tiene una bolsita en la que guarda el efectivo.

Entre los vendedores que han llegado al sitio con la misma necesidad, ya compraron un gel antibacterial.

Al momento de que llega a casa se baña inmediatamente para que no lleve virus con su familia, “no queda de otra”, más que salir a la vía pública, tratar de ganarse la vida, al menos unos 100 pesos por día o “lo que caiga, todo es bueno”, así finalizó Don Luis.

Con información de DigitalMex

Redacción PC.

Sobre el Autor Pedro Carmona